Al dia siguiente amanecemos en Muine, una larga playa con pequeños resorts y caletas de pescadores. Estamos cansados. No queremos movernos demasiado. Al frente solo el mar. La arena blanquiza. El viento mueve la arena. Un poco mas alla, en el horizonte, se divisan pequeñas embarcaciones. Es el mar del sur de China.
Los masajes vietnamitas se realizan en base a pequeños golpes en la espalda y en la cabeza. Duele. Aunque no tanto. Al rato estoy ayudando a un pescador vietnamita a sacar su larga red. Me hace una señal y me dice que viene un "big fish". Habra que ver. Este teclado no tiene acentos. Ya. Ahora somos cuatro personas intentando sacar la red desde la orilla. Al final solo pequeños peces. Pero Van Van, el pescador, me muestra otro pez que saco hace un rato.
Una hora despues floto en el mar. El agua es tibia. Un aleman me saluda. Me pregunta por Hoenecker. Le digo que Chile le dio refugio y que su esposa (como era que se llamaba) vive cerca de mi casa en Santiago. El aleman comenta que las palmeras son hermosas y dice algo sobre la temperatura del agua. El aleman viene de Hanoi. Nosotros vamos en el sentido contrario, de sur a norte. Que locura estar hablando de Hoenecker en Muine, me dice el aleman. Si, claro. Chao. Suerte.
A unos 20 metros seis jovenes vietnamitas sacan almejas. Lo hacen con los pies. Intento decirles algo. Solo sonrien. Ahora la Vero se sumerge en el agua. El mayor pregunta si somos pareja. Claro. Nos invitan a comer. Gracias, pero ahora queremos caminar. La playa es larguisima. Tambien queremos ir a las dunas. Dicen que son como las del Sahara, pero en miniatura. Habra que ver.
Desde Dalat, el plan inicial era seguir hacia el norte en bus. Pero cuando vimos que cada cinco minutos habian motoristas ofreciendo paseos en motos por los alrededores pensamos que teniamos que informarnos un poco mas para tomar la decision correcta. Pronto nos enteramos que existia una agrupacion llamada Easy Riders, la cual se dedica a llevar turistas algo mas osados por los interiores de Vietnam, por donde practicamente no hay buses publicos ni mucha infraestructura. Aunque parecia interesante, el precio y la comfortabilidad de viaje, no eran muy convenientes. Luego buscamos en Internet si es que habia alguna referencia y descubrimos una pagina web exclusiva de los fans de Easy Riders, donde contaban sus aventuras y recomendaban 100% este tipo de excursiones.
Debo admitir que estaba asustada en andar en moto, pues nunca las he encontrado muy seguras. Pero cuando supimos que nuestros amigos australianos que habiamos conocido en el Delta del Mekong ya habian optado por esta via, pensamos que no podiamos arrugar.
En fin, el jueves en la magnana nos pasaron a buscar Hao y Duong. Vestian su uniforme de Easy Riders, tenian un carnet que los identificaban como tales y portaban un cuaderno con las recomendaciones de los turistas anteriores. Los easy rider son un grupo de 72 motoristas vietnamitas y "nacieron para ser salvajes", como en la pelicula. No nos quedo mas que colocarnos los cascos y confiar.
Cuatro bufalos y sin divorcio
Y asi fue como durante cinco dias visitamos aldeas de etnias minoritarias (Koho, Mnong Bana, Katu), donde pudimos conocer sus casas, construidas mayoritariamente de bambu, los utensilios de cocina y de caza, sus vestimentas y costumbres. En algunas de ellas se traspasan bufalos de la familia del novio a la de la novia, cuando se casan. Luego viven tres agnos en la casa de la familia de la novia y tres agnos en la familia del novio, despues de lo cual pueden elegir donde quedarse. El divorcio no lo consideran, pues significa devolver el bufalo adquirido en el matrimonio. Nuestros guias reconocieron que las mujeres son las que toman las deciones de la casa y el hombre es el que lleva el alimento. Muchos de los ancianos que conocimos fueron parte del Vietcong. Admiran a Ho Chi Min, incluso le tienen un altar al que le prenden incienso. Algunos tienen diplomas de reconocimiento por su participacion en la defensa de Vietnam y guardan sagradamente la medalla que les dio el gobierno. Jovenes y no tan jovenes, mujeres y hombres, caminan diariamente a la selva en busca de vegetales y madera, las cuales cargan en sus mochilas-canastos disegnadas delicadamente por ellos mismos. Se alegran cuando ven turistas y les gusta ser fotografiados, como tambien les gusta que despues les hagan llegar las fotos. Pero lo que no debe faltar en estas visitas son los dulces. Cada vez que llegamos alguna aldea, los nignos corrian hacia nuestros guias y estiraban las manos, pues sabian que el caramelo venia seguro. En general fueron muy amistosos con nosotros, excepto en la mitad de la carretera un dia que paramos a mirar el paisaje y uno de los nignos que se encontraba cerca salio corriendo asustado. Luego trato de volver a su lugar, pero cuando el Negro abrio el estuche de la camara, otra vez se asusto y corrio. El guia nos explico que muchos de ellos no estan acostumbrados a ver extranjeros, puesto que esta ruta se abrio solo hace dos agnos. En ese momento nos da pena por el nigno, pero por otra lado, nos parece excitante el estar en un lugar tan recondito.
En elefante
Otro tipo de visita que realizamos durante este paseo consistio en conocer las distintas actividades relacionadas con la agricultura o la pequegna indsutria de los pobladores del valle central de Vietnam. De esta manera conocimos las plantaciones y el proceso de recoleccion del arroz, vimos plantas de cafe, de tabaco, de mani y de pimienta. Aprendimos del proceso de la seda, del incienso y de los ladrillos. La gente nos miraba y gozaba con cosas pequegnas, como preguntar la edad, si estabamos casados, sabiendo que veniamos de un pais extragno llamado Chile o mirando la magia de las fotos digitales instantaneas. Las nignas que hacian los ladrillos se conviertieron en nuestros fans, tanto asi que terminamos regalandoles unas fotos carnet, como si fueramos superstars.
Todo lo anterior, estuvo acompagnado de la clasica comida vietnamita de pueblo: arroz no graneado, acompagnado de pescado, chancho, pollo y carne. Siempre lo mismo. Durante cinco dias. El Negro agnorabna sus salchichas, yo lloraba por una ensalada.
Como cabros chicos gozamos el cruzar un lago en elefante, con el vaiven peculiar ante cada paso que daba el "mamifero terrestre mas grande del reino animal", segun me dijo el Negro tras reconocer que este equinodermo era su animal preferido y que estudio sobre ellos cuando era pequegno.
Queremos pensar en el futuro, nos dice Hao cuando le pregunto si la generacion mas vieja aun siente rencor con los gringos. Si, el futuro, pero sin olvidar el pasado. El hermano mayor de Hao murio en 1968 como soldado de Vietnam del Sur. El hermano de Duong murio en 1972 como soldado del Vietcong. Hao tiene su propia historia como soldado, ya que lucho en Camboya contra el Khmer Rouge en 1979. Duong fue enviado a la frontera con China a fines de los 70. En el camino vemos sendos monumentos que honran la memoria del Vietnam del norte. En el memorial de Dak hay dos tanques norcietnamitas. Nos subimos al T-58. Un poco mas alla, cerca de otro monumento, unos niños juegan en el camino. Uno de ellos anda en silla de ruedas. Son los efectos del agente naranja. Duong, el otro motorista, les regala unos dulces. El pequeño nos estremece. Una cosa es ver las impactantes fotos de loo efectos de estos quimicos en el museo de Saigon y otra muy distinta es ver la realidad. Nos quedamos pensando todo el dia en este niño.
Tambien en la ruta hacia el poblado de Kon Tum, cerca de Duc Co, los vietnamitas de mas escasos recursos recolectan bombas, minas y cascos utilizados en la guerra. Los venden como chatarra. Tras el embargo, Vietnam debio recurrir al reciclaje del material belico estadounidense para obtener hierro y fierro. En una de las villas donde reciclan las bombas, encuentro una bala de una M16. Me la llevo para la casa. Jejeje. Tambien, en las faldas de Charlie Hill, una de las colinas estrategicas de la guerra, una mujer mayor vende identificaciones de soldados norteamericanos. El esposo de esta mujer murio en estos cerros. Hace algunos años regreso a la zona para instalar un modesto puesto de frutas y verduras. Es una zona militar, pero ella tiene un permiso especial. Nos muestra una de las medallas. El soldado se llamaba Michael, tenia sangre tipo A y era protestante.
En el cuarto dia de la expedicion ingresamos a la zona del antiguo Ho Chi Minh trail, la ruta secreta mediante la cual el Vietcong ingresaba clandestinamente a Vietnam del sur durante la guerra. Hay varios caminos. Uno por Laos, otro por Camboya y otro por las montañas vietnamitas. En 2002 el gobierno construyo una moderna autopista siguiendo la ruta de Ho Chi Minh. La zona no es muy visitada. Cuando algunos estadounidenses visitan algunas aldas de las minorias etnicas, los pobladores cierran sus puertas y se esconden, nos cuenta Hao. Aun tienen miedo. Tal es el caso de los Gie Trung. En otra villa, en Phuon Son, encontramos a los Katu. En una de las casas de bambu Co Se Liu, de unos 80 años o quizas mas, corta una vara de platanos. El anciano lucho por el Vietcong. En otro lugar de la aldea Co Se Lui tiene un altar con un pequeño busto de Ho Chi Minh, el hombre al que mas admira. El veterano luce tambien un diploma. Le preguntamos, a traves de nuestro guia, si tiene alguna medalla. Si claro. Le regalamos unas fotos carne para que se acuerde de nosotros. Nos agradece y sonrie durante varios minutos.