La cantidad de fotos que uno pudiera sacar en Bangkok en el primer d'ia es ilimitada, hasta el punto que el ojo comienza a funcionar como un obturador tras cada pestagneo. La capital tailandesa alucina y desilusiona a cada momento. Est'a infectada por el turismo. Tras las visitas a los templos se esconden triquignuelas como que los conductores del tuk tuk (taxi tipo motoneta) te dicen que un lugar est'a cerrado cuando no les conviene la ruta, o que un taxista se niegue a utilizar el tax'imetro, o que alguien en la calle se te acerque amablemente mientras miras desorientado un mapa, aparentemente para ayudarte, pero donde la conversaci'on termina en yo te hago un tour, sin dejar de antes comentar que le encanta visitar Chile, (a pesar de que seguramente ni siquiera sabe donde queda ). Al momento de almorzar en una, dos y tres ocasiones las cuentas de los restaurantes no coincid'ian con lo que dec'ia la carta. Quisimos pensar que era coincidencia, que ten'ian muchos clientes y que se equivocaban. En fin... as'i como Bangkok est'a infectado, uno tambi'en colabora con aquello al regatear hasta no dar m'as en los mercados o sacando fotos a todo lo que sea diferente, pasando a llevar religiones, ritos, karmas o lo que sea.
Intentar seguir un mapa es casi imposible. No solo porque las letras de ellos son distintas a las nuestras, sino porque parece que los cart'ografos tuvieron serios problemas con la pluma... las calles nunca son lo que parecen en el papel. De hecho eso fue lo que m'as nos afecto'o el primer d'ia, cuando por primera vez nos sentimos desesperados parados en la mitad de la ciudad, sin entender nada, con una paloma que me picaneaba la chala y con el calor que te dejaba pegajosa y fuera del alcance de cualquier desodorante.
Pero todo lo anterior le da el gustillo necesario para disfrutar de este ex'otico lugar. Sab'iamos que ser'ia as'i, y tal vez eso fue lo que nos atrajo. El desaf'io de vivir una cultura distinta.
El Wat Phra Kaew (uno de los tantos templos budistas) es majestuoso. Cuando lo vimos se nos apret'o el pecho tal como cuando llegamos a Machu Picchu. Si bien son culturas distintas son admirables las construcciones, y la adoraci'on verdadera a sus deidades. Sobre todo cuando uno piensa que est'an ubicados en plena ciudad, entre el ajetreo diario y el turismo. Miles de tailandeses rezan y entregan a diario ofrendas, mientras los turistas repletan los lugares cual parque de diversiones. La exigencia de sacarse los zapatos y los gorros, taparse los hombros y las piernas ayuda a recordar que estamos en un lugar sagrado que merece respeto.
La comida es tema aparte, sobre todo para m'i. Pero opt'e por convertirme en vegetariana. Y para ser sincera, muchas veces he comido pizzas, fideos y hamburguesas. Aunque hoy prob'e algo distinto, no podr'ia decirles ni el nombre ni sus ingredientes. Incluso no podr'ia hablarles bien del sabor, porque fue una mezcla entre dulce y picante que no se parece a nada de lo probado en otras partes.
As'i termina nuestro tercer d'ia en Bangkok, a minutos antes de comprar los pasajes hacia la frontera con Laos.
PD. Si en todo lo que dije anteriormente pareciera que no estoy disfrutando, es s'olo un error de interpretaci'on.
Mr. F
Auychai, mejor conocido como Mr. F (ef), tiene varias fotografías del rey de Tailandia y de un tipo gordo que acá llaman Buda adosadas a su taxi. F nos lleva a la estación de trenes. Queremos ir a Ayuttahaya, la antigua capital del reino de Siam ubicada a unos 80 kilómetros al norte de Bangkok. Trafic jam, traffic jam, repite F, quien insiste en llevarnos directamente a Ayuttahaya por 2 mil bath y mucho más rápido que el viejo ferrocarril. Andamos con lo justo, le respondimos a este joven y amable taxista. El pasaje en tren luego nos costaría solo 50 bath. Un dolar equivale a unos 40 bath. Auychai sonríe, como la mayoría de la gente acá en Bangkok. Hemos leído acerca de la sonrisa tailandesa y algo sobre la costumbre de los thai de guardar las apariencias. Es decir, evitar cualquier confrontacion y procurar no tener que avergonzar a nadie. Nada de mal. Y el rey?, le pregunto a Mister F. Lo primero que hemos visto al llegar acá son cientos de gigantrografias e imágenes del rey en todos los lugares imaginables. Aparece serio y de lentes en todas las fotos. Tiene 80 años y espero que viva muchos más, nos cuenta el taxista, que sigue riéndose. F nos dice que el rey, en realidad Bhumibol Adulyadej/Rama IX, es muy superior al anterior. Varias d'ecadas atras el antiguo monarca se apareció hace poco ante un millón de personas en el centro de Bangkok para saludarnos y ocurrió algo que es difícil que ustedes entiendan. Que cosa, le preguntamos. Cuando apareció, el cielo se nubló y cuando se retiró a su palacio el sol volvió a aparecer. No era un buen rey. Ya. La monarquia es sagrada en Tailandia y se le tiene un enorme respeto. Mejor cambiar de tema. Entonces le preguntamos a F sobre cómo la ciudad convive con sus modernos edificios y caos, y el tranquilo estilo de vida budista. F nos habla del karma y nos dice que lo que uno hace en esta vida, lo bueno y lo malo, se nos devuelve ahora y en la próxima. Buda no castiga. Estan seguros que no quieren que los lleve a Ayuttahaya? No gracias. Miren esas fotos de Ayuttahaya. Acto seguido me pasa su celular. En el moderno aparato aparece una tailandesa semidesnuda. Jajajaja, se ríe F. Tengo dos hijos y estoy casado. Y la de la foto es su esposa?, le pregunto. Si. Ah. Quiero ir a Chili, dice F. Nos vemos allá. Gracias.
1 comentario:
mr. N & mrs V:
notables avances en sus periplos asiáticos. pillos hay en todos lados, eso es lo bueno de tener pequeños ensayos en casa.
las fotos, wenísimas!
santi, para la otra semana al parecer...
S&N&M
pd: ¡¿3 días y todavía no van a un bar, amateurs?!
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