El año del Pig

Entonces el jueves nos dejamos caer en el zoológico. Fauna nativa: koalas, canguros, equidnas y ornitorrincos. Pero ninguno de éstos atrajo tanto nuestra atención como los gorilas. En una jaula los monos se toqueteaban e interactuaban con los visitantes. Están entrenados para eso. El macho insistía en tocarle el culo a la hembra. Quería preparar el terreno para más tarde. Es impresionante el tamaño de la cabeza de estos monos. Nos quedamos una hora y media observándolos. Me pregunto en qué diablos piensan. Después nos fuimos al barrio chino. Hay muchos orientales en Sydey (de los 4 millones de sydneysiders, un 31% no nació en Australia). Había una especie de mercado a propósito del Año Nuevo Chino y el Year of the Pig (el año del chancho) y dos cuadras de locales de comida shiiina. Pero optamos por los kebabs de los turcos. Gracias a la inmigración comemos más barato. Y en la noche nos encontramos con Daniela y Pedro en Newtown, un barrio hippie en los suburbios de la ciudad. Para llegar a este lugar tomamos el tren. En el anden 19 (uan nooooiiiin, según la pronunciación del tipo que vendía los boletos). Ibamos tan relajados que nos pasamos en cinco estaciones. El ferrocarril es enorme, como debe ser en toda ciudad que se precie de tal. Y Newtown, paraíso de homosexuales y lesbianas. Las librerías con estantes repletos de literatura gay y locales como el Cicciolina. Y un bar, el Bistro, en cuya pantalla apareció un antiguo video de U2, I still haven't found what i'm looking for. Quizás nosotros tampoco sabemos qué buscamos. Todavía.